[MARCHA FEDERAL - DOCUMENTO]
A continuación damos difusión al documento que será leído el próximo 2 de septiembre en Plaza de Mayo para culminar la enorme Marcha Federal que recorrerá todo el país
DOCUMENTO DE LA MARCHA FEDERAL
Plaza de Mayo, 2 de septiembre de 2016
Las
organizaciones abajo firmantes, conscientes de la necesidad de sumar todos las
voluntades para defender los derechos e impulsar las reivindicaciones de los
trabajadores y el pueblo, hemos constituido el espacio de unidad ARTICULACIÓN
POPULAR para convocar a esta MARCHA FEDERAL que el 31 de agosto partió desde
todas las fronteras de la patria para llegar hoy, 2 de septiembre, a este acto
multitudinario en la Plaza de Mayo.
Esta gran
movilización, que recoge el legado de aquella otra Marcha Federal de 1994,
expresa la voluntad de confluencia y de unidad en la acción de las más diversas
y legítimas manifestaciones de la resistencia popular y democrática contra la
restauración neoliberal que representa el macrismo.
En nueve
meses, el gobierno de Mauricio Macri dejó en la calle a más de 190.000
trabajadoras y trabajadores; aplicó un brutal tarifazo en los servicios
públicos esenciales; generó 5.000.000 de nuevos pobres; liberó las importaciones estrangulando a las
pequeñas y medianas empresas volcadas al mercado interno de consumo; devaluó la
moneda, restándole poder adquisitivo al salario e incentivando la inflación;
provocó una formidable transferencia de recursos hacia los sectores más
concentrados de la economía, particularmente los vinculados con las finanzas y
las grandes multinacionales; se sometió a las exigencias de los fondos buitre;
renunció a defender la soberanía nacional en todas las causas que la
comprometen y ha pedido perdón por ello a empresas y potencias extranjeras;
inició el rumbo para reducir a su mínima expresión -cuando no a su liquidación-
al sistema soberano de alianzas regionales como el Mercosur, la Celac y la
Unasur, encaminándose hacia la Alianza del Pacífico hegemonizada por los
Estados Unidos de Norteamérica. Por supuesto que nada hace ni dice este
gobierno para condenar e impedir el golkpe de Estado contra Dilma Rouseff.
Todas las
conquistas ciudadanas y todos los derechos logrados por y para el pueblo peligran
por esta ofensiva neoliberal que, lejos de disimular su estirpe, le pone su
sello de clase a un gobierno mayoritariamente compuesto por los ejecutivos del
gran capital extranjero. Los encarcelamientos de los 11 compañeros de la
Organización Tupac Amaru en Jujuy, encabezados por Milagro Sala, son apenas una
muestra del brutal revanchismo de clase que expresa el gobierno macrista.
Las
trabajadoras y trabajadores de la economía popular, que durante más de una
década contribuyeron con sus producciones a responder a un mercado interno en
permanente expansión, ahora ven amenazadas sus fuentes de trabajo y sus
condiciones de vida.
Las pequeñas
y medianas empresas nacionales, verdaderas usinas de empleo y garantes del
abastecimiento de productos esenciales en todo el territorio, no pueden hacer
frente al tarifazo ni competir con el ingreso masivo e indiscriminado de
productos importados.
Los jóvenes,
que hasta hace un año contaban con múltiples posibilidades de empleo y
facilidades para cursar estudios superiores, engrosan por millares y millares
las filas de la desocupación que, si se toma el 9,3% de las estadísticas
oficiales para junio, ya llega a los dos dígitos, en Buenos Aires, Rosario y Córdoba.
Más de cinco
millones de personas padecen crecientes problemas con formas fraudulentas de
empleo, subocupados, o carencia lisa y llana de trabajo. El conurbano
bonaerense, el Gran Rosario, Mar del Plata y Córdoba son los principales
centros industriales y de servicios que registran las más altas tasas de desempleo.
El gobierno de los grandes ejecutivos de las multinacionales sabe que, más allá
de la frontera del 15% de desocupación, las convenciones colectivas de trabajo
perderán fuerza y capacidad de negociación en favor de asalariadas y
asalariados. El telón de fondo de un ejército industrial de reserva será así la
garantía de un salario a la baja al que le querrán sumar -tal como lo
explicitara el diario la Nación- un sistema de paritarias por empresa, absoluta
flexibilización laboral y condiciones de sobreexplotación de la mano de obra
ocupada.
Entretanto,
derechos esenciales como la salud, la educación y la vivienda se desmoronan a
instancias de una política de Estado que sólo piensa en clave de ciudadanía
cuando se trata de maximizar las ganancias de los poderosos y correr del medio
a todo aquello que atente contra la concentración de la riqueza en pocas manos.
Mientras las redes culturales en los territorios, con sus expresiones
comunitarias, autogestivas e independientes son ahogadas desde el aparato estatal,
la educación pública y gratuita es sometida a la privatización y languidece en
la subejecución presupuestaria.
No hay
problemas de gestión, ni errores de aplicación, ni fallas estructurales.
Estamos frente a una estrategia de poder que busca eliminar de raíz todo y
cualquier resabio de un Estado atento a las necesidades de las grandes mayorías
populares y, para ello, sus mentores y representantes no dudan en liquidar
aquellas normas que lo garantizaron en el pasado, como tampoco cabildean a la
hora de filtrar, entre los pliegues del Estado de derecho, la sombra ominosa de
un Estado policial.
Sin
embargo, y a despecho de esta brutal ofensiva reaccionaria, hemos aprendido que
nuestros derechos no son un regalo de nadie, que todo lo que hemos conquistado
se lo debemos a la voluntad de lucha y al trabajo constructivo de la unidad del
campo popular. Lo hemos aprendido en todas y cada una de las grandes jornadas
históricas que protagonizamos como pueblo, en todas las rebeliones contra la
opresión y aun bajo la negra noche de la dictadura cívico militar.
Estamos
convencidos de que nuestros derechos sociales y económicos siempre tienen
relación con un proyecto político, con un proyecto de país, de nación. Por ello
no fuimos, no somos ni seremos neutrales. La defensa de nuestros intereses está
íntimamente unida a la lucha por la soberanía política y económica de nuestra
Patria y, desde luego, atada indisolublemente a las luchas de nuestros pueblos
hermanos de la Patria Grande.
De
igual modo, somos conscientes que las luchas por la defensa de las libertades
sociales y políticas, en contra de la represión y la judicialización de la
protesta, se entrelazan con la lucha por el sostenimiento del sistema
democrático, por impedir la conformación de una democracia de baja intensidad
que reniegue de las políticas de Memoria, Verdad y Justicia.
También
sabemos que van a intentar quebrarnos, dividirnos y atemorizarnos, pero tenemos
una enorme confianza en nuestras fuerzas y en lo que hemos aprendido y
construido. No estamos igual que en la resistencia al menemismo. La solidaridad
activa con los compañeros despedidos, con los que luchan por mejoras
salariales, con los que luchan por mantener su fuente de trabajo, con los que
se niegan a cerrar sus pequeñas y medianas empresas, con las que defienden las
empresas recuperadas y las cooperativas, con las mujeres que no se arredran con
el femicidio creciente ni con las muestras más descaradas de machismo y
patriarcalismo, con los científicos y universitarios que enarbolan sus vocaciones
en defensa de todo el pueblo, con los curas en opción por los pobres y por la
tierra, el techo y el trabajo para todos, con el grito ancestral y soberano de
nuestros pueblos originarios y, en fin, con todo aquel que se levante
dignamente contra la opresión, todo ello constituye la razón fundante de esta
ARTICULACIÓN POPULAR de todas las luchas particulares.
Reconocemos
las importantes demostraciones masivas ocurridas durante este último tiempo,
pero esta resistencia precisa dar un paso unitario para consolidarse. Es desde
estas convicciones y con esta determinación de marchar desde todos los rincones
del país hacia la Plaza de Mayo, que sostenemos la necesidad de no darle ni un
minuto de tiempo sin luchar al gobierno
de Mauricio Macri, porque por cada minuto de tregua habrá un desocupado más.
Entendemos
que todas las centrales sindicales deben confluir en un paro nacional efectivo
contra el ajuste, el tarifazo y los despidos y, precisamente para construir en
la práctica esa medida de fuerza, llamamos a movilizar el día que tendrá lugar
la Audiencia Pública por la cuestión tarifaria.
En
este camino, las organizaciones nucleadas en ARTICULACIÓN POPULAR,
continuaremos bregando por la unidad de todas las fuerzas que se oponen al
macrismo y que aspiran a vivir en un país soberano, en paz, con democracia y
participación ciudadana, con salarios dignos, sin despidos, sin represión y sin
ajuste.
Un
país -en suma- en el que se respeten los derechos sociales y los derechos
humanos de niños, jóvenes, adultos y ancianos.
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